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TLC PANAMÁ-CHINA: UN ANÁLISIS DESDE EL ESPEJO CHILENO

Un año después de que Panamá estableciera relaciones diplomáticas con la República Popular China, tras el sorpresivo rompimiento de las relaciones con Taiwán, Panamá y China inician a mediados del presente año las negociaciones para un Tratado de Libre Comercio.

Para todo panameño son muy claros los intereses chinos, deben ser los mismos de los españoles hace 500 años, el de La Gran Colombia de Bolívar, y el de los franceses y norteamericanos: La Vía Interoceánica y la conexión de las américas.

En el caso de Panamá, el istmo busca las ventajas de ingresar al mayor mercado del mundo, con 1,400 millones de personas y una creciente clase media, y posicionarse como la puerta de entrada de los productos e inversiones chinas a toda la región.

La importación de productos chinos a Panamá es muy obvia, pero ¿qué hay en materia de exportación desde Panamá a China?, ¿hay oportunidades reales?. En esta serie de artículos pasaremos revista a las relaciones de otras naciones latinoamericanas con China en materia de exportación, a fin de encontrar nuestras propias oportunidades.

¿Todos los caminos conducen a China?

Exportar a China es hoy día una posibilidad. Siendo la segunda economía del mundo, China tiene una gran necesidad de importar productos y servicios a fin de sostener su gigantesco nivel de exportación. Esta necesidad la mantiene en una constante búsqueda de nuevos socios y mercados, convirtiéndose en una oportunidad muy atractiva para las empresas a nivel mundial.

Solo hay que mirar las cifras para comprender que China es un mercado con nombre propio, las importaciones de bienes y servicios superan el 18% como porcentaje de su Producto Interno Bruto, lo que supone un enorme mercado dado la magnitud del PIB chino el cual alcanza los 11 billones de dólares.

Por su parte, China Popular ha mostrado un gran interés en los mercados Latinoamericanos con costas en el Pacífico; ya cuenta con Tratados de Libre Comercio con Chile, Perú y Costa Rica; ha manifestado en más de una ocasión su deseo de realizar lo mismo con México; y propuso la inversión para la construcción del Gran Canal Interoceánico por Nicaragua, donde quizás la estocada final para el detenimiento de las obras fue justamente el establecimiento de las relaciones diplomáticas con Panamá.

Repasemos entonces, cómo han sido las negociaciones y tratados de nuestros hermanos latinoamericanos y encontremos nuestro propio camino a China. En esta ocasión pasemos revista a la ruta de Chile.

La ruta de Chile

El Tratado de Libre Comercio entre Chile y China se concreta en el 2005, entrando en vigencia en el cuarto trimestre del 2006. Cabe señalar que dicho TLC con Chile, es el primero de su clase firmado por China en su historia; y es que los lazos diplomáticos entre ambas naciones datan desde la década de los 70. De hecho, Chile fue el primer país en apoyar a China para su ingreso a la Organización Mundial de Comercio.

El objetivo chileno con la firma de los tratados era aumentar su exportación de productos agrícolas, ganaderos, forestales y pesqueros, ya que hasta la fecha, su oferta de productos a China se concentraba en el cobre y la celulosa. En cuanto a la importación, los sudamericanos buscaban beneficiarse de productos no fabricados en su territorio: maquinarias, computadores, impresoras, automóviles, celulares, entre otros; y por supuesto, atraer la inversiones china al país.

Hacia el 2008, las exportaciones del país sudamericano se habían duplicado, transformando a la potencia asiática en el principal socio comercial de los chilenos. Sin embargo, la oferta no había cambiado, solo se realizaba en mayor cuantía. El sector minero mantenía más del 80% del total de las exportaciones, concentrado casi en su totalidad en el cobre. La agricultura, ganadería, fruticultura, silvicultura y pesca no demostraron crecimiento significativo; y un dato interesante es que la participación de Pymes chilenas era nula. Una de las principales desventajas que presentaban las Pymes chilenas para obtener provecho del TLC es la dificultad de acceso a la información.

Ese mismo año, se suscribió el Acuerdo Suplementario de Comercio de Servicios para la entrada temporal de personas de negocios. Chile ofreció 15 sectores, entre ellos: servicios profesionales, computacionales, minería, construcción, distribución y servicios medioambientales. Dos años más tarde, en el 2010, Chile consigue realizar modificaciones sobre estos acuerdos para otorgar a sus expatriados la igualdad de condiciones de los nacionales chinos.

Para el 2012 Chile busca ampliar el TLC con fines de motivar las inversiones. Se firma un Acuerdo Suplementario sobre la materia para la creación de un marco jurídico de las inversiones entre ambas naciones, el cual, debió ser modificado dos años más tarde con la finalidad de mejorarlo. Durante estos años, Chile aún mantenía las dificultades para incorporar a las Pymes, que a pesar de contar con más de 4 mil Pymes exportadoras, su participación representaba solamente el 0,2% de las exportaciones totales.

Para el 2016, a 10 años de la firma de los TLC, las exportaciones chilenas al coloso asiático se habían incrementado en un 279%, llegando a representar el 6% del PIB chileno. Cabe señalar, que para este momento los envíos no relacionados con el cobre alcanzaban el 20% del total de exportaciones, destacando principalmente los alimentos enfocado en frutas.

Finalmente, para diciembre del 2017, las naciones firman nuevas ampliaciones llamadas por la prensa chilena como: ”El TLC 2.0” y “la confirmación de un éxito”. En dicha ampliación se incluyen nuevas áreas como: comercio electrónico, asuntos medioambientales y compras públicas, entre otras. Hoy día, China es el principal socio comercial de Chile y principal destino de las exportaciones chilenas.

Conclusiones: Panamá en el espejo chileno

Para Chile, el Tratado de Libre Comercio con China es sin duda un caso de éxito. Desde su firma, el intercambio comercial ha sido creciente a una tasa anual de 16% y es una herramienta fundamental en su comercio. Y es que Chile tuvo claro sus objetivos desde el inicio: aumentar los niveles de los productos exportados, diversificar su oferta, y atraer las inversiones y conocimientos que le ayudarán a mejorar la calidad de sus productos.

Aunque como todo éxito, no está carente de errores, luchas y correcciones. Su gran talón de aquiles fue lograr la pronta incorporación de sus Pymes, que es el verdadero motor de las economías nacionales.

En el caso de Panamá, debemos estar concientes que no contamos con un producto estrella para la exportación, a diferencia de lo que fue y es el cobre para Chile. La revista Forbes México destacó que durante el 2016 Panamá exportó a China 50.9 mdd (representando un aumento de 22% sobre el 2015); sin embargo, también se debe destacar que los principales productos fueron desperdicios y desechos de cobre y aluminio, crustáceos, madera y café.

No hay duda que la firma de un TLC incrementará las exportaciones e importaciones, y atraerá nuevas inversiones a Panamá, especialmente en el campo tecnológico y logístico. Pero, el reto es (como lo ha sido siempre) lograr una buena distribución de los beneficios.

Para lograr que un TLC con China llegue a redundar en beneficios reales para el país es indispensable incorporar, en materia de exportación, a las pequeñas y medianas empresas; y aprendiendo del caso chileno, debemos tomar las medidas desde el inicio.

Las PYMES panameñas interesadas en exportar a China necesitan conocer bien el mercado chino y sus peculiaridades, y enfocarse en los mercados regionales donde podrían garantizar un nivel de entrega. El Programa Asia Pacífico de la Biblioteca Nacional del Congreso de Chile puntualizó los problemas enfrentados por las Pymes chilenas para el ingreso en el mercado asiático, estos son:

  • acceso al financiamiento;
  • la falta de información sobre los países de destino o de los instrumentos de apoyo;
  • la falta de acceso a las nuevas tecnologías de la información;
  • la burocracia y la sobreregulación; y
  • los problemas de recursos humanos para disponer de personal calificado o de capacitación en habilidades necesarias.

Vemos como, exceptuando el primer punto, los retos para las Pymes se resumen en falta de conocimiento y expertise. Por ello, antes de plantear la exportación al gigante asiático, es indispensable que las Pymes panameñas realicen un acercamiento con empresas aduaneras con experiencia que puedan brindar una asesoría de calidad.

En cuanto al aspecto financiero, una entidad estatal como la AMPYME, debería desarrollar un proyecto como el mencionado Programa Asia Pacífico chileno, pero enfocado en el apoyo a la organización y financiación de Pymes interesadas en aprovechar las negociaciones con la República Popular China.

¿Y tú, qué opinas de estas negociaciones? ¿Qué tema te gustaría que trataramos?

 

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